Las palabras no alcanzan... El mundo les rebosa por todas partes.

Retrato en sepia



Dejó el libro a un lado
desmayado.

A sus pies las frías olas rompían y le hablaban.
La brisa fresca y salada
bailaba en su cabello, que rozaba apenas sus mejillas,
con un beso tierno,
fraternal.
Y en el viento la voz lejana.

Su mente volaba en un torbellino improvisado de desconciertos.
Divagaba...
No, ya no era ella, ya era otra, pero...
Allí estaba, igual que siempre.

Qué extraño es todo.
Todo igual: mismo lugar, mismos sonidos... nada ha cambiado.

Salvo ese libro olvidado sobre su mano abierta,
su cabeza recostada en aquél árbol
... y su mirada, en pos del viento.


Y algo en ella, abriéndose paso
y despertando.

Algo hermoso
Algo intenso
Algo nuevo


...o quizá olvidado.